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Mantener estilos de vida saludables se asocia con un mejor rendimiento cognitivo en la mediana edad


Las personas adultas que mantienen de forma constante hábitos saludables como la actividad física, la alimentación equilibrada o la vida social presentan un rendimiento cognitivo superior en comparación con aquellas que no siguen estos comportamientos. Así lo concluye un nuevo estudio de la BBHI, publicado en la revista científica Frontiers in Psychology.

El trabajo se ha basado en los datos de más de 1.500 participantes de la iniciativa a lo largo de seis años. En concreto, se analizaron sus hábitos de actividad física y cognitiva, calidad del sueño, nutrición, consumo de alcohol y tabaco, índice de masa corporal (IMC), bienestar psicológico y frecuencia de socialización, y se cotejaron luego con resultados de test neuropsicológicos.

Los resultados revelan que el perfil más favorable —aquel que muestra una trayectoria sostenida de comportamientos saludables en la mayoría de las dimensiones— se asocia con un mejor rendimiento en funciones cognitivas como la memoria, la atención, la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva. Estos participantes no solo eran más activos física y mentalmente, sino que también mostraban niveles más bajos de estrés, dormían mejor, mantenían relaciones sociales frecuentes y presentaban hábitos alimentarios equilibrados. En el otro extremo, los perfiles menos saludables —caracterizados por estilos de vida más sedentarios, una dieta pobre, menos interacción social, mayor consumo de alcohol o tabaco y peor calidad del sueño— se asociaron con puntuaciones cognitivas significativamente más bajas.

Combinación y persistencia

Además, se observó que cuantos más comportamientos saludables mantenía una persona a lo largo del tiempo, mejores eran sus resultados en las pruebas cognitivas, lo que refuerza la idea de que los factores de estilo de vida no actúan de forma aislada, sino que se potencian mutuamente. “Esto demuestra que lo que realmente marca la diferencia es la combinación y persistencia de varios factores positivos a lo largo del tiempo. No basta con tener una buena dieta si no se acompaña de una vida activa física y socialmente, o de un sueño de calidad”, apunta Alba Roca Ventura, investigadora de la BBHI y primera autora del artículo.

El estudio también revela que, en líneas generales, el rendimiento cognitivo se mantiene estable durante la mediana edad, ya que la mayoría de participantes no mostró un deterioro significativo durante el periodo de seguimiento. “La mediana edad es, por tanto, un momento clave para actuar, ya que los cambios que se consoliden en esa etapa pueden tener un impacto determinante en la salud cerebral en la vejez”, señala Roca Ventura.

Por todo ello, los autores concluyen que las políticas de salud pública deben promover de manera preventiva enfoques integrales que fomenten el mantenimiento de conductas saludables en el tiempo, así como la necesidad de desarrollar estrategias personalizadas que faciliten una mejor adherencia a estas conductas.