Un estudio realizado en el marco del BBHI demuestra que este procedimiento no invasivo es más efectivo en personas con una estructura y función cerebral más preservada | Los resultados abren la puerta a intervenciones futuras para mejorar la capacidad cognitiva de forma preventiva en personas sanas o con afectación leve
El declive cognitivo subjetivo (DCS) es una afectación descrita en personas mayores de 60 años que no tienen un diagnóstico confirmado de deterioro cognitivo pero que
autoperciben que sus capacidades han comenzado a disminuir. Se trata de un factor común en los estadios preclínicos de enfermedades neurodegenerativas, cuando todavía no existe un diagnóstico pero ya se han empezado a dar cambios en el cerebro. Un estudio realizado en el marco del BBHI,
publicado en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, ha confirmado que la aplicación de estimulación transcraneal por corriente directa (ETCD), una intervención cerebral no invasiva, consigue
reducir la disminución natural de memoria que ocurre 30 días después de la adquisición de un recuerdo. El tratamiento, además,
es más efectivo en personas con una estructura e integridad cerebral más preservada.
La ETCD es una técnica de neuromodulación cerebral que aplica corriente eléctrica de baja intensidad en el cuero cabelludo, capaz de atravesar el cráneo y modular el área cerebral seleccionada.
Por su parte, el DCS se considera un factor de riesgo de desarrollo de deterioro leve de memoria y, a largo plazo, de Alzheimer. “Se necesitan herramientas que puedan ayudar a potenciar el efecto de las intervenciones posibles, como las de tipo farmacológico o psicológico en los casos en que se puedan administrar”, explica David Bartrés-Faz, líder del estudio, Investigador Principal del BBHI y profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona.
La formación de la memoria, un proceso “dinámico”
El proceso de formación de la memoria es muy dinámico, lo que implica que durante un tiempo después de la adquisición de un nuevo conocimiento, el recuerdo permanece inestable. Los investigadores partían de la hipótesis de que esto abriría un
periodo limitado en que la consolidación de los recuerdos podría ser modificada con intervenciones externas, durante el denominado “proceso de reconsolidación”. Estudios previos indicaban que la aplicación de ETCD podría ser eficaz para esta mejora, pero faltaban trabajos que lo corroborasen.
El estudio ha incluido a 38 participantes mayores de 60 años pertenecientes a la cohorte de más de 5.000 personas del BBHI. A los voluntarios se les pidió que recordaran el máximo número de palabras posible de un conjunto de 15, y 24 h después (día 2) se les intentó afianzar el recuerdo pidiendo que describieran el procedimiento llevado a cabo, en la misma sala y con la misma persona que el día anterior. A continuación, a la mitad de los participantes se les aplicó ETCD real y a la otra mitad un procedimiento placebo. Al día siguiente (día 3) y 30 días después de la creación del nuevo conocimiento, se les volvió a pedir a todos que evocaran las palabras que recordaban.
Los resultados indican que el grupo activo, que recibió ETCD real, recordaba una media de 7,2 palabras el día 30, mientras que el grupo placebo recordaba 5,2. “O lo que es lo mismo: el grupo activo experimentaba una pérdida de 2 palabras; mientras que el grupo placebo perdía 4. Esto indica que
el grupo placebo pierde memoria significativamente entre el día 3 y el día 30, mientras que para el grupo activo esta pérdida no es significativa”, explica Lidia Vaqué-Alcázar, primera autora del artículo e investigadora posdoctoral del Departamento de Medicina, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona.
El estado cerebral, clave para el éxito del tratamiento
Además, el estudio ha detectado que
la respuesta favorable al ETCD se da más a menudo en personas que tienen su estructura y función cerebral más preservada, con un mayor grosor cortical y más conectividad entre las áreas relacionadas con procesos de memoria. “En cambio,
no apreciamos una relación entre el estado del cerebro y el rendimiento en memoria en el grupo placebo. Esto podría ser muy útil para identificar a las personas potencialmente más susceptibles de una mejor respuesta al tratamiento”, asevera Vaqué-Alcázar.
Los resultados apoyan la idea de que este protocolo combinado de reconsolidación de la memoria y ETCD podría
abrir la puerta a futuras intervenciones para reducir las pérdidas en personas sanas o con DCS. Otra de las vías a explorar, por ejemplo, es realizar múltiples sesiones de ETCD para determinar el potencial de la intervención como medida para prevenir la pérdida de memoria más allá del día 30.